Declaración de los comunistas de Castelldefels:
Por boca de Lourdes Carreras, la representante de ICV-EUiA en el Ayuntamiento de Castelldefels, adscrito a la Plataforma Aturem la Guerra, se vertieron las siguientes expresiones, un tanto contradictorias, en el periódico LA VOZ DE CASTELLDEFELS, edición 109, del 22 de enero.
Después de analizar críticamente la guerra del Estado sionista contra el pueblo palestino de la franja de Gaza, y su criminal accionar contra la población civil, dice textualmente: “El terrorisme de Hamás -que rebutgem- no s´acabarà matant la població civil innocent. Us convidem a participar-hi, per exigir vies de diáleg”.
En la década de los 80, en América Latina, estaba de moda la “teoría de los dos demonios”, que, en resumidas cuentas, echaba la culpa a la izquierda por la actuación criminal de la derecha, y ésta -a su vez- justificaba sus matanzas por el simple trámite de achacar a los grupos armados contestatarios “haber encendido la hoguera de la guerra social”. De esta manera la derecha genocida se lavaba las manos teñidas en sangre, endilgando a la izquierda la responsabilidad de lo sucedido y colocándola en el mismo plano de culpabilidad.
Curiosamente el resto del discurso de la Concejala de ICV-EUiA es una enérgica condena a la actuación del Estado sionista -lo que celebramos- pero inexplicablemente involucra a un grupo político-militar que defiende la soberanía de su pueblo en el mismo nivel que sus agresores pro-imperialistas, esto es, el Estado israelí en tanto peón armado del imperialismo.
Un análisis básico nos lleva a la siguiente conclusión: en la actualidad el frente antiimperialista internacional por excelencia, dentro de la estrategia revolucionaria mundial, pasa por la resistencia árabe. Hamas se inscribe en el contexto de organizaciones político-militares que obedecen a una táctica en orden a sus objetivos de liberación nacional. Hamas es una herramienta del irredento pueblo palestino que no ceja en su empeño de crear un Estado independiente con el mismo rango que el Estado israelí. Hará falta remontarnos a la historia reciente para informarnos del triunfo de Hamas en las últimas elecciones regionales el 26 de enero de 2006.
Siempre desde Europa, y también desde EE.UU., se ha dicho -hasta el cansancio- que lo que marca la legitimidad de un gobierno es su validación en las urnas. Si triunfas por mérito del sufragio universal serás idóneo para la acción de gobierno. Dicho esto, Hamas alcanzó la victoria electoral en un proceso limpio y transparente sobre el que ningún comisionado externo pudo arriesgar un gesto de protesta que deslegitimara su opción a convertirse en alternativa de poder; pero al día siguiente la vocinglería occidental puso el grito en el cielo condenando esos resultados y EE.UU. advertía -a través de la administración Bush- que no negociaría con quienes defendían la destrucción y la violencia (en clara referencia a Hamas), mientras que la UE y la ONU veían con recelo la llegada al poder del Movimiento de Resistencia Islámica. Resulta patético e irónico que el gobierno genocida y facineroso de Bush, acompañado por su cínica clientela europea, se rasgara las vestiduras por el triunfo de los radicales islamistas cuando es pública y notoria la grave responsabilidad estadounidense en los crímenes más atroces de la humanidad, cuya extensa lista no tenemos intención de incluir aquí. La UE tampoco le va a la zaga. Pero también suena dramático que un sector de la izquierda autóctona adhiera a esta tesis, recreando el lenguaje del Imperio sobre la teoría de los dos demonios.
Bajo esa lupa ideológica, las FARC colombianas también serían un “grupo terrorista”, ergo, en nada se diferencian del Hamas toda vez que el uso de la lucha armada está ampliamente condenada por el stablishment. Para los grandes medios de comunicación, el tema es claro: Hamas es un grupo terrorista, integrista y fanático. Pero Hamas goza de gran popularidad entre su pueblo y representa la continuidad de la resistencia contra el invasor. Si trasladásemos la teoría de los dos demonios a la época de la Guerra de Independencia contra las tropas napoleónicas que invadieron España, ¿qué nos plantearía?, ¿sería la resistencia española también acusada de emplear métodos “terroristas”?, o peor aún, ¿se justificarían las matanzas franquistas por la mera existencia del ejército popular de la República?
Lo que queda claro es que el Hamas no es el terrorista, y nos parece muy bien que la Concejala de ICV-EUiA llame al diálogo entre las partes, pero su análisis contribuye a crear confusión: no han sido los palestinos quienes se han negado al diálogo, sino los dirigentes sionistas que han acudido siempre a la guerra para imponer sus designios, callando las protestas con las balas y los asesinatos selectivos. No hablemos ya de sus campos de concentración, como Sabra y Chatila, donde en 1982 los falangistas libaneses, aliados de Israel, masacraron a 4.000 palestinos, aproximadamente, con el visto bueno de los altos mandos judíos. Tal acción mereció la calificación de acto de genocidio por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas a través de su resolución 37/123. Hasta el día de hoy el expansionismo manu militari de Israel no ha cesado, apropiándose por medio de la guerra de miles de kilómetros cuadrados pertenecientes al pueblo palestino.
La declaración de Lourdes Carreras (traducido al castellano) dice textualmente que “el terrorismo de Hamas -que rechazamos- no se acabará matando a la población civil inocente”, de donde se desprende que la sociedad israelí es víctima de los ataques de la guerrilla del Hamas, lo cual no deja de ser una lectura romántica e idealista. Lamentablemente no existen las guerras de liberación sin víctimas, pero resulta que quien mata a la población civil inocente es el Tsahal (o ejército israelí), donde sus “valientes soldados” se hartaron de matar niños, mujeres y ancianos de la Franja de Gaza. No se puede colocar a la misma altura a quienes defienden la integridad territorial y la unidad nacional frente a quienes la mancillan en nombre de una geopolítica imperial de puro saqueo y violencia que ha trasladado sus líneas de combate lo más cerca posible del petróleo. Hay que tener cuidado con las confusiones: no se puede quedar bien con Dios y con el diablo al mismo tiempo.
En Castelldefels, en el mes de Marzo de 2009.